Madrid. 22 de marzo de 2014. Millón y medio de personas. La mayoría silenciosa de la que hablaba el PP, esa mayoría que no se manifiesta, cuya callada era, según Rajoy, una demostración del apoyo a su gobierno, y por ende, a sus políticas. Esa mayoría silenciosa clamó contra esas políticas ese sábado de marzo. Una mayoría que llenó las principales vías de Madrid, una fraternización de personas de regiones muy dispares, fraguadas durante semanas por los caminos que unen las tierras de esta España, vapuleada por una política económica ajena a las personas. La mayoría silenciosa se puso en pie, harta de robos, estafas y engaños... de interpretar siempre el mismo papel, el de perdedora. Esa mayoría lo dejó claro: “Nos han quitado hasta el miedo”.
Y entre esa mayoría, un grupo de visueñas y visueños, llegados en autobús después de horas de trayecto, en marcha desde antes de que el sol siquiera hiciera acto de presencia. Un grupo al que se unieron compañeros y compañeras de los pueblos vecinos, Mairena y Carmona. Un grupo que desembarcaría sobre la una del mediodía, con el tiempo justo para alcanzar a vivir la llegada a Atocha de la Columna de Andalucía, esa columna que partió desde Córdoba el pasado 15 de marzo. Una columna que llegaría reivindicando a través de nuestro himno, “Andaluces levantaos”... allí estábamos levantados, hartos de aguantar un pie que no se retira de nuestro cuello. “Pedid tierra y libertad”, claro que sí, el callar debía terminar, exigiendo nuestros derechos y libertades como personas.
El encuentro con nuestros paisanos y paisanas fue la toma de contacto, lo que nos dio una pista de lo que significaría este día. Emprendimos nuestra propia marcha por esas calles de Madrid que a todas nos suenan pero que algunas nunca habíamos pisado: Recoletos, la Calle Alcalá, Gran Vía, Plaza España... fuimos recorriéndolas en busca de los compañeros y compañeras de IU que, desde toda España, se habían desplazado hasta allí. Y en esa búsqueda vimos como no sólo llegaba Andalucía a gritar, también lo hacían Asturies, algunas con cascos mineros, recordándonos esa Marcha Negra que con Santa Bárbara bendita de fondo, fue el preludio de este día meses atrás. Gentes del Bierzo, de Euskadi y Catalunya... las banderas republicanas se entremezclaban con las regionales, todas en una armonía que acompasaba el viento que a veces se levantaba, llenando de colores diferentes, pero ondeando por un mismo objetivo: gritar dignidad, dignidad, dignidad.
Llegaron las 5 de la tarde, hora en la que estaba convocada esta gran manifestación, grande no sólo por la cantidad de gente que movilizaría sino, y sobre todo, por la capacidad de unión que generaría. Bajo un mismo lema: Pan, Trabajo y Techo para todos y todas, comenzó a caminar, lentamente pero con paso firme, una marcha que exigiría con cánticos y gritos bien fuerte el cese de unas políticas que ahogan a la mayoría en beneficio de unos pocos. Frente a los gobiernos títeres, frente a los gobiernos que recortan contra la ciudadanía, el clamor era claro: no nos van a callar.
Durante horas, miles, cientos de miles de personas se movieron de forma pacífica y ejemplar por estas amplias avenidas, aunque apenas nadie supiese de este hecho a través de los medios de comunicación, que esperaron al final de la jornada para repetir con ya, cansino, tono de reproche, el coste económico de los daños provocados en el mobiliario urbano. Obviaron la carga policial contra manifestantes que aún poblaban Plaza de Colón porque los actos que pusieron fin a este día NO HABÍAN ACABADO. Los medios volvieron a darle protagonismo a unos pocos minutos en detrimento a un montón de horas, volvieron a sacar a unos pocos, y olvidar a unos muchos. La guerra de cifras volvió a centrar tertulias y debates... pero nadie se molestó en preguntarnos a las personas que estuvimos allí, nadie se acercó a esa masa anónima y pacífica que inundamos Madrid.
Tras la emoción vivida durante esta jornada, desde “la Columna de Los Alcores” volvíamos con más indignación si cabe, de ver la manipulación mediática, el juego al que se prestan los medios de comunicación para intentar ocultar una realidad que les da en las narices cada día, indignados por el juego político de unos pocos cuyos intereses distan de de lo que debiera ser su objetivo primordial: el bienestar de la ciudadanía. La indignación era tal que volvimos con las ideas aún más claras: el 22M no fue el culmen de nada sino el inicio de recuperar un poder que nos pertenece, el poder del pueblo.
#Sísepuede. Y lo demostraremos.
Nuestro coordinador local, Juan Jiménez Martínez, ha elaborado este vídeo dedicado a las personas que estuvieron pacíficamente gritando por sus derechos, con un poema escrito por nuestro compañero Javier Santos García, inspirado de ver durante nuestro viaje a Madrid el paso de decenas de autobuses cargados de dignidad. Narrado por Gorka Fernández, locutor de Radiopolis, en directo en un especial sobre las Marchas de la Dignidad.
Y esta es la poesía que nuestra compañero Javier Santos García compuso de camino a Madrid:
Vengo henchido por la alegría,saciado de dignidad,orgulloso de haber dado la cara,de gritar ante la injusticiay combatir a la indecencia.Crucé las tierras de España,compartí la jornada de lucha,alcé mi bandera al vientoy miré de frente a la gente,la buena gente que no consiente.Jugaron con los lobos y miedospero las columnas no paramos,no nos pudo el desprecioy tampoco la sin razónde gobierno sin corazón.Dignidad, dignidad, dignidad,con esta palabra en los labioslanzamos al limpio cielode pueblo bravoy así Madrid tomamos.
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