Desde el inicio de la mal llamada “crisis” económica y del reaccionario gobierno del Partido Popular (PP), las personas LGTBI y, especialmente, las mujeres LGTBI, venimos sufriendo una avalancha de recortes en derechos y libertades que ponen en tela de juicio la calidad democrática del sistema en el que vivimos. Este ataque constante es contestado una y otra vez en las calles a través de los movimientos feministas y LGTBI.
Y es que seguimos preparando día a día la respuesta ante el recorte de nuestros derechos; seguimos oponiéndonos al atropello de “los de arriba” contra nuestra democracia; continuamos reuniéndonos en las plazas, en los barrios, creando redes, dotándonos de poder colectivo. Porque somos la mayoría las que vamos a por todas este 28 de Junio creando y reivindicando un orgullo feminista.
De sobra conocidas son algunas de las medidas “estrella” del gobierno del Partido Popular. Asistimos a un retroceso de décadas en derechos sexuales y reproductivos. La contrarreforma de la ley del aborto, abanderada por Gallardón y que pretende legislar sobre nuestros cuerpos impidiéndonos ejercer una maternidad libre y deseada, supone dar rienda suelta a la violencia legal contra millones de mujeres, especialmente sobre aquellas que carecen de recursos para costearse un aborto fuera de nuestras fronteras, es decir, las “de abajo”. Por otro lado, el mismo gobierno suprime la reproducción asistida de la Cartera de Servicios del Sistema Nacional de Salud para las mujeres lesbianas y bisexuales, negándose así nuestro derecho a la maternidad como castigo por no contar con un varón para decidir. Pero por mucho que le pese a quienes gobiernan contra nosotras, reivindicamos y celebramos las múltiples posibilidades de vivir maternidades sin la necesidad de un príncipe azul.
Convirtiendo “nuestros cuerpos en campos de batalla”, del mismo modo, exigimos la despatologización de nuestras identidades; el fin de las intervenciones correctoras respecto a la intersexualidad; y el fin de la tutela sobre nuestros cuerpos porque también queremos decidir sobre los mismos. Este orgullo feminista gritaremos de nuevo que no somos nosotras las “enfermas”, sino todo un sistema que nos encasilla y nos obliga a ceñirnos a un modelo imposible de ser “hombre”, en su único esquema de ser “mujer”. Porque nuestros cuerpos transforman sistemas.
A pesar de todo, sabemos que sí se puede. Como activistas comprometidas con la transformación social creemos firmemente en el cambio, en el gobierno sobre nuestras vidas, nuestros afectos y nuestros cuerpos, en el poder de la gente. Nos negamos a ser dirigidas por una minoría privilegiada que limita nuestras acciones, pone barreras a nuestros movimientos y pretende gestionar nuestros úteros. Las mujeres y las transmaricabibollo estaremos, en este Orgullo, más unidas que nunca. Porque queremos poner fin al mandato de los “patriarcas” que se arrodillan ante la jerarquía católica, punto y final a los privilegios de quienes se sientan en los Consejos de Administración de grandes empresas. Por todo eso, es por lo que luchamos con un Orgullo Feminista.
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